Jorge Torres no es solo un veterano de guerra, sino un verdadero defensor de los derechos de sus compañeros, de sus familias y de todos los que, de alguna u otra forma, fueron tocados por la guerra. Su lucha no terminó el 14 de junio de 1982. Al contrario, ese día marcó el inicio de una nueva batalla: la de reivindicar la memoria, el respeto y la dignidad para los héroes de Malvinas.

Recientemente, Torres destacó los avances legislativos que la provincia de Río Negro ha logrado para mejorar la calidad de vida de los veteranos, algo que, si bien es un paso importante, no resulta ser la norma en todas las provincias argentinas.

En sus palabras, resuena el agradecimiento por el acompañamiento de la sociedad y de la clase dirigente rionegrina. Sin embargo, también se siente un llamado urgente: "Río Negro va marcando un camino, pero necesitamos que las otras provincias patagónicas nos sigan", afirma con una convicción que se nutre tanto del pasado como del presente.

Pero Jorge Torres, como buen hijo de la Patagonia, no se detiene solo en los logros de su tierra. Su mirada se extiende al mar que baña las costas de las Malvinas, recordando que la soberanía de las islas no es solo un asunto de memoria histórica, sino una cuestión de futuro.

“Desde la Patagonia tenemos que retomar con fuerza el reclamo de soberanía sobre las islas”, afirma con una claridad tajante. Para Torres, Malvinas no es un tema del pasado, sino un reclamo que se mantiene vivo, porque lo que se juega hoy es mucho más que territorio: se juegan los recursos naturales, la identidad y el destino de una nación.

El veterano de guerra no olvida los acuerdos vergonzosos como el pacto Foradori-Duncan, firmado con Gran Bretaña en 2016, ni las capitulaciones de Madrid 1 y 2 durante el gobierno de Carlos Menem, que cedieron de manera inaceptable parte del espacio marítimo argentino. Para Torres, estas cesiones fueron una verdadera traición, un acto que dejó a la Argentina vulnerada ante un poder extranjero que continúa saqueando los recursos del Atlántico Sur.

“Es doloroso pensar que nuestra soberanía aún está en disputa, y que seguimos perdiendo lo que legítimamente nos pertenece”, reflexiona. Y lo dice con la voz de quien sabe que la lucha no ha terminado, que la guerra, aunque haya quedado en los libros de historia, sigue viva en el corazón de los argentinos que no dejan de reclamar lo que es suyo.

Jorge Torres representa, en muchos sentidos, el alma de la causa Malvinas. Su lucha es una que trasciende la política y la historia, porque es una lucha por la dignidad, por la justicia y por la memoria de aquellos que, como él, dieron su juventud en defensa de algo mucho más grande que una isla: la patria misma. Un hombre que, sin olvidar su dolor, no deja de mirar al futuro con esperanza, invitando a todos a retomar el reclamo con la misma fuerza con la que se defiende la justicia, la soberanía y la verdad.

Porque, como bien dice Torres, Malvinas es hoy, es mañana y es siempre.